Hombre, casi todos los objetivos son iguales por dentro, la diferencia estriba en que muchas marcas se decantan por el plástico para abaratar costes y otras van a lo que van, a que sus productos duren toda la vida.
Aquí en León, había una tienda de fotografía que también era taller de reparación, tenía buena amistad con el propietario y mcuhas veces le visitaba y me permitía ver cómo trabajaba, sus favoritos a la hora de reparar eran, precisamente Leica, Zeiss y todo lo fabricado en la antigua Unión Soviética, por que era todo metal y vidrio, punto, no había plásticos quebradizos, era una delicia ver trabajar a este hombre, una vez le llevé mi vieja Zenit 122 por que el obturador me daba problemas, pasé con el al taller y pude ver por qué le gustaban tanto las cámaras rusas, están hechas para resistir lo que les echen encima, el diagóstico, una de las guías de la cortinilla se había gastado, no tenía recambio, pero se fabricó una con una plaquita de bronce, unos punzones un martillito y un mini yunque, de eso hace quince años y la cámara sigue funcionando como si nada.
Me enseñó verdaderas joyas fotográficas, cámaras de principios del siglo pasado, en torno a 1900 y 1910 compradas casi al peso a chatarreros, anticuarios y demás, por que estaban averiadas, todas y cada una de las que me mostró, fueron reparadas y restauradas por el y a día de hoy todavía se encuentran en perfecto estado de funcionamiento.
Este hombre, ha sido profesionalmente un verdadero artista y maestro en lo que a reparación de cámaras se refiere, todavía, a día de hoy hace alguna cosilla puntual para amigos y familiares, puesto que al cerrar su negocio por jubilación, trasladó toda la maquinaria de su taller a su casa, y continúa devolviendo a la vida viejas cámaras a modo de hobby, lástima que su hijo no quisiera continuar con el negocio, pero al menos, los que tenemos una cámara que ha pasado por sus sabias manos, la consevamos como oro en paño.
