Como ya conté en mi presentación, este es un mundo que me pilla lejano, la bruta la lleva mi padre en las venas y ya era tiempo de poder darle ese gusto, así que me he embarcado en este proyecto. Lo primero fue localizar un torno asequible, lo localicé en un colegio de los Salesianos en Logroño, así que manos a la obra, compra acordada, coche y remolque y viaje a Logroño, por cierto nunca pensé que estos cacharros pesaban tanto, mi Santa Fe nunca había remolcado tanto peso, primeros kilómetros vacilantes ante la mole que llevaba detrás, pero poco a poco le fuimos cogiendo confianza y llegamos con bien a destino, un pequeño pueblo del norte de Palencia (Guardo), eso sí, no sin antes haber batido el récord de consumo de mi Santa fe y es que hay que ver como pesan estos “jodíos”.
Una vez en casa, ya descargado y puesto en el suelo, un primer vistazo, las fotos de internet son una cosa, pero al natural las cosas cambian. Uno piensa que una maquina perteneciente a una escuela, no le confiere juventud, pero al menos, si buenos cuidados, craso error, parece ser que la asignatura de “cuidados y mantenimiento del material” ya no es parte del currículo escolar, de momento descubro capas y capas de pintura, tanta pintura que cuando empiezo a “desvestirlo”, empiezo a descubrir engrasadores, tornillos, ocultos tras la pintura, supongo que en la nueva enseñanza, el tema de la lubricación tampoco es relevante, una pena la verdad. Tras unas (muchas) horas de trabajo la pintura empieza a desaparecer, por cierto, por el olor, la pintura debía contener todo el plomo del mundo o ser de la mas barata del mercado. Retirar la pintura me permite ver muchos elementos ocultos y el desmontaje y limpieza permite descubrir algunos defectos y/o elementos a reponer, nada que no tenga arreglo. Tan solo como detalle decir, que el torno venia sin bomba de taladrina, cuando pregunte por ella, me dijeron que no las usaban ya que siempre se les corrompía, así que echaban la taladrina a mano, esto por supuesto puede ser una opción, lo que carece de sentido, es eliminar el tubo que va al depósito, de forma que la taladrina caía sobre el mismo sin control, salpicando todo el interior, con el agravante de que este este comunicado con el alojamiento del motor, podeos suponeros como se encontraba este, su ventilador había aspirado de todo y el motor que tenia una pintura verde, se había convertido en una masa grisácea pegajosa, lo dicho, pena de asignatura de “cuidado y mantenimiento de herramienta”.
Bueno para no haceros largo este post, voy a poneros algunas imágenes de la compra y de los primeros pasos.